domingo, 22 de mayo de 2011
Sin embargo, y siendo menos benevolentes, quizá algo conspiranoides (si es que tal palabra existe), tiendo a pensar que las quejas derivan de un miedo a una perdida de control en la producción cultural y una bajada en los precios de coste de la misma.
No quiero decir con esto que toda producción cultural que aparece en la red sea de calidad ni muchísimo menos. Hace años, estudiando las posibilidades del cómic como web cómic (que no cómic digital) me di cuenta de que internet se había convertido en el gran escaparate abierto de las producciones culturales. El hecho de que sea abierto tiene la ventaja de que no tienes que conformarte con lo que los expertos (en el caso de los cómics eran los editores) deciden que es "digno" de publicar y que no, sino que es tu criterio (en cierto sentido, pues habría mucho que decir sobre si está entrenado o no) el que decide que es lo que quieres leer.
Sin embargo, esa ventana abierta era válida tanto para aquello de gran calidad que no salía publicado en papel, como para la peor morralla que uno puede llegar a imaginar.
Al igual que en una sociedad, las puertas de de la subersión están abiertas tanto para los creadores e innovadores como para los delincuentes.
Siendo conscientes de esto la problemática que me crea rechazo es, principalmente, la nominativa.
Al igual que se ha demonizado a "hackers" y a "piratas", aquí se demoniza a los creadores que difunden sus producciones en red llamandolos "amateurs".
El lenguaje tiene un carácter performativo y en el momento en el que un discurso cobra fuerza y nomina a un conjunto (sin hacer distinciones de ningún tipo) está constituyendolo.
Un amateur es un aficionado (lo cual ya tiene carga negativa), según la RAE un aficionado es:
1. adj. Que siente afición por alguna actividad. Aficionado a la lectura.
2. adj. Que cultiva o practica, sin ser profesional, un arte, oficio, ciencia, deporte, etc. U. t. c. s. U. t. en sent. despect.
Y ahora es cuando me surgen preguntas. ¿Para ser un profesional has de tener un título educativo reglado? ¿para ser un profesional tienes que prácticar tus conocimientos en un ámbito definido y cerrado? ¿has de percibir un salario estipulado por un trabajo si quieres que se considere profesional? Si respondemos positivamente a todas estas preguntas entonces el mundo profesional es bastante reducido, y la producción cultural es sin duda pobre, escasa y limitada.
http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/05/introduccion-en-un-concepto-tradicional.html
miércoles, 11 de mayo de 2011
Todo cambio tecnológico importante lleva consigo una reestructuración social. Hace ya unos posts hablé de la política de los artefactos de Winner, y con sus más y sus menos, lo sigo teniendo como un texto de referencia.
Pero no me hace falta remitirme a la teoría para poder explicar lo que ocurre o ser consciente de los cambios sociales ocurridos, especialmente, con la aparición de internet.
En esta problemática lo que tenemos que tener claro es que no se trata de una industria de productos materiales, sino que hablamos de cultura. No es algo que podamos clausurar o envasar al vacío. Sin embargo no podemos ser inocentes, pues este tipo de acciones no son nuevas. El control del conocimiento, de la información y de la cultura siempre ha generado poderosas relaciones de poder, así Nigel Barley cuenta en “El Antropólogo Inocente” que “[las mujeres] seguramente desconocían que todo el festival de las calaveras tenía como modelo el ritual de la circuncisión. Según descubrí más tarde, solo está al alcance de los hombres conocer la totalidad del sistema cultural.”(pág. 98) y más aún “en las sociedades primitivas, el saber pocas veces es de libre acceso, constituye más bien una propiedad privada” (pág. 134) Está claro que Barley no había tenido mucho trato con la SGAE, pero la idea es la misma: la posesión de la cultura genera posiciones privilegiadas dentro de un sistema social.
Sin embargo no por opinar que la cultura debería ser liberada pienso que los creadores no deberían percibir una retribución. Es por ello que considero necesaria una reinvención del sistema. Es cierto que es más fácil decirlo que hacerlo, sin embargo no son pocas las iniciativas (algunas con más éxito que otras) las que puesto en marcha. Desde grandes propuestas como la difusión de productos culturales vía streaming o, de forma más particular, las iniciadas por grupos como Radiohead (donde cada persona pagaba lo que le parecía conveniente por su disco).
Si proseguimos con la industria tal y como está configurada hasta ahora lo único que conseguimos es que la cultura no sea un derecho, sino un privilegio.
http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/04/semana-10-propiedad-intelectual-y.html