Todo cambio tecnológico importante lleva consigo una reestructuración social. Hace ya unos posts hablé de la política de los artefactos de Winner, y con sus más y sus menos, lo sigo teniendo como un texto de referencia.
Pero no me hace falta remitirme a la teoría para poder explicar lo que ocurre o ser consciente de los cambios sociales ocurridos, especialmente, con la aparición de internet.
En esta problemática lo que tenemos que tener claro es que no se trata de una industria de productos materiales, sino que hablamos de cultura. No es algo que podamos clausurar o envasar al vacío. Sin embargo no podemos ser inocentes, pues este tipo de acciones no son nuevas. El control del conocimiento, de la información y de la cultura siempre ha generado poderosas relaciones de poder, así Nigel Barley cuenta en “El Antropólogo Inocente” que “[las mujeres] seguramente desconocían que todo el festival de las calaveras tenía como modelo el ritual de la circuncisión. Según descubrí más tarde, solo está al alcance de los hombres conocer la totalidad del sistema cultural.”(pág. 98) y más aún “en las sociedades primitivas, el saber pocas veces es de libre acceso, constituye más bien una propiedad privada” (pág. 134) Está claro que Barley no había tenido mucho trato con la SGAE, pero la idea es la misma: la posesión de la cultura genera posiciones privilegiadas dentro de un sistema social.
Sin embargo no por opinar que la cultura debería ser liberada pienso que los creadores no deberían percibir una retribución. Es por ello que considero necesaria una reinvención del sistema. Es cierto que es más fácil decirlo que hacerlo, sin embargo no son pocas las iniciativas (algunas con más éxito que otras) las que puesto en marcha. Desde grandes propuestas como la difusión de productos culturales vía streaming o, de forma más particular, las iniciadas por grupos como Radiohead (donde cada persona pagaba lo que le parecía conveniente por su disco).
Si proseguimos con la industria tal y como está configurada hasta ahora lo único que conseguimos es que la cultura no sea un derecho, sino un privilegio.
http://cultura-abierta.blogspot.com/2011/04/semana-10-propiedad-intelectual-y.html
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