Se nos prometía un futuro de ciencia ficción casi paradisíaco, pero vemos que tal futuro nunca llega, y nos encontramos en una cuerda floja donde todo tiene muchísimo valor y a la vez no lo tiene.
La digitalización, especialmente de todos los productos relacionados con la creación y el conocimiento, ha ampliado, difuminado y atravesado todo lo que se le ponía por delante.
Se intenta guardar en cajas cosas que se componen de ceros y unos, de electricidad, de bits.
Muchos intentan ponerle fronteras al aire (claro que por otro lado el aire tiene fronteras).
Pero el problema radica ahí, en pensar como acaparar elementos no-tangibles a través de procesos de acumulación y posesión de cosas tangibles. Es ahí donde surge la necesidad de aplicar y desarrollar los nuevos modelos de negocio, tal y como hemos visto ha sido el caso de Spotify.
Otros también se atreven con los nuevos modelos, y sin duda poseen el potencial, pero ahí se quedan, con una enorme potencia pero nada "sólido", como podría ser el caso de Twitter.
Como bien se dice en una de las conferencias propuestas esta semana: "un modelo de negocio quiere crear valor, pero el punto clave es apropiarte del valor".
Por otro lado también tenemos que tener en cuenta la poca capacidad de previsión que tenemos con internet. El medio es masivo y el éxito es sumamente contingente. Las cifras, las capacidades, el público, es tan voluble que se pueden dar casos como uno de los primeros y más sonados pinchazos de Amazon (cuando fue incapaz de satisfacer su demanda).
Pero, ¿como podemos calcular o prever la aceptación de nuestra aplicación o producto en un ámbito que prácticamente carece de historia, que cambia, se reconfigura y reconstituye constantemente?
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